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¿maltrato laboral contra la mujer?

¿qué sucede?

Esta imagen fue publicada por la empresa "Movistar", quien escribió un artículo en el cual detalla cómo evitar el acoso laboral. 

El maltrato a la mujer, en el ámbito laboral, sucede a causa del mal empleo del poder e influencia económica y social de los varones para satisfacer sus necesidades a costa de los derechos de las mujeres. La ONU define el concepto de violencia de género, como el hecho de que toda persona puede ser víctima de violencia, pero, al pertenecer al sexo femenino, puede aumentar su vulnerabilidad. Este se complementa con la definición de la RAE, que indica que la violencia es el tipo de acto o conducta ejercidas contra otra persona. Respecto al género, se refiere a toda una construcción social y cultural atribuida a hombres y mujeres. Sobre la base de esto, ellos muestran roles distintos; en caso de las mujeres, deben de ser hacendosas y, en caso del varón, debe traer dinero al hogar, entre otras cosas. La conexión entre el género y el sexo se ha ido transformando con el transcurso del tiempo en la desigualdad social. Es lo que provoca la discriminación de quienes se consideran como el sexo “fuerte” sobre otro “débil”. Esta es la causa principal de riesgo para la mujer, la cual se evidencia en diferentes estudios estadísticos. La mujer es afectada por la presión social, de modo que siente vergüenza de denunciar actos extremistas relacionados con la raza, sexo, idioma o religión. Por lo mencionado, se les coloca en un lugar inferior en el ámbito laboral, familiar, social. Además, crea obstáculos para el desarrollo humano. Medir las desventajas que enfrentan las mujeres genera conciencia e impulsa a los gobiernos a asumir responsabilidades. Las autoridades deben enfatizar la protección, seguridad y la libertad social de todas ellas.

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El maltrato laboral contra la mujer se define como las acciones realizadas por los hombres que dañan a la mujer en su centro de trabajo. Respecto al perfil de los acosadores, podemos decir que tienden a alimentarse de los conflictos y les agrada manipular a los demás para que se enfrenten entre sí. Los acosadores más comunes suelen ser los superiores o jefes, teniendo en cuenta que hay muchos acosadores entre los propios compañeros de la víctima y, frecuentemente, se presentan en grupos. Los factores causales de la discriminación a la mujer son tres. En primer lugar, está el socio-familiar, que se refiere las actitudes patriarcales por parte de la sociedad como la subordinación de la mujer con respecto al hombre en la esfera familiar y social. En segundo lugar, se encuentra el factor cultural. La igualdad de las oportunidades en el acceso a la cultura merma bastante la desigualdad entre sexos. Como esta igualdad no existe, surge esta discriminación. Además, en el caso de que la mujer recibiese alguna educación, esta iría encaminada al aprendizaje de ciertas actividades relacionadas con el hogar. Esta menor cultura por parte de la mujer produce que la participación en el mercado de trabajo sea baja. En tercer lugar, podemos observar al factor económico-coyuntural. Los ciclos económicos influyen en la participación de la mujer en el mercado de trabajo, lo que no ocurre en países más avanzados en cuanto a nivelación social de la mujer. La mujer constituye un colchón o ejército de reserva para periodos de expansión económica, donde se incrementa la demanda de trabajo. Por otra parte, las víctimas son mujeres que tienen mayor probabilidad de ser envidiadas por sus habilidades, óptimo desempeño laboral, en el cual presentan un alto sentido de justicia. A pesar de que suelen hacer sus labores con elevada ética, honradez y rectitud, aunque estén altamente capacitadas, no cuentan con las herramientas o las vivencias adecuadas para enfrentar el hostigamiento desde el principio. Por ello, son discriminadas y, en consecuencia, pueden adoptar las siguientes aptitudes: la resignación, la confusión, la venganza o la división.

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Esta imagen fue publicada por una agencia de noticias llamada "Andina". Dicha institución publicó un artículo donde muestra que cinco empresas fueron sancionadas por casos de acoso sexual laboral en el 2013. 

Esta imagen fue publicada por la empresa "prevencionar", quien escribió un artículo mostrando medidas para prevenir el hostigamiento sexual en el ámbito laboral.

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Lamentablemente, este problema no es reciente en el Perú, sino que se registran antecedentes a lo largo de la historia. Por un lado, en la época prerepublicana (1532-1820), se observan hechos que evidencian que la mujer trabajadora sufría de violencia. En el incanato, la mujer fue explotada dentro del clan familiar, ya que era la persona encargada de realizar todo el trabajo doméstico. Sin embargo, además, debía practicar faenas agrícolas con la pareja y laborar como mano de obra especializada en las “fábricas de telas”. También, fue la principal víctima de subordinación, opresión, discriminación y degradación sexual. Asimismo, en la época colonial, además de ser explotada en su hogar (trabajo doméstico) bajo el dominio de su marido o como criada de los patrones españoles, era utilizada como objeto sexual para los desmanes de padres e hijos españoles. Por otro lado, durante la etapa republicana del Perú, se ha continuado manifestando el maltrato a la mujer en el ámbito laboral. En los primeros años de la República, en el país, al igual que otros países de América Latina, el modo de producción capitalista se enraizó definitivamente, lo que profundizó, en la estructura social, las desigualdades de clase, raza y género. De igual modo, la mujer solo tenía posibilidad de trabajar como artesana o realizar trabajos manuales. De igual forma, el 7 de setiembre de 1955, el Congreso de la República, la ley Nº 12391 reformó la constitución vigente, otorgada la ciudadanía a las mujeres mayores de edad que supiesen leer y escribir. En la actualidad, la situación de la mujer, en el ámbito laboral, aún evidencia discriminación a pesar de los esfuerzos de los movimientos que luchan por la igualdad de género.

Un estudio del instituto nacional de estadística e informática (INEI), en el 2015, revela que el índice de desigualdad de género en el Perú es de 0,420. Los parámetros de este índice se encuentran entre el 0 y el 1, donde el 0 significa que no hay desigualdad, y el uno, que existe desigualdad completa. En otras palabras, el porcentaje de desigualdad es de 42%. Dicho esto, es importante comprender los factores estadísticos que nos llevan a tal conclusión. Uno de los primeros factores involucrados en este porcentaje es la cantidad de mujeres en el parlamento. Solo el 26,9% de este está conformado por mujeres. Separando esta cifra por secciones, podemos afirmar que solo la cuarta parte de los gabinetes ministeriales están a cargo de una mujer. Además, solo 35 integrantes del congreso son mujeres. Por otro lado, con respecto a los alcaldes, el porcentaje desciende a 2,8%. Finalmente, en mención a los regidores, el porcentaje es de 42,8 %. Otro de los factores del índice mencionado es la educación en el país. El 62,6% de mujeres cuenta, al menos, con secundaria completa, mientras que en el caso masculino se trata de un 73,5%. Estos porcentajes influyen en la fuerza de trabajo, lo que promueve la desigualdad en el ámbito laboral. Por ello, la tasa de participación en la fuerza de trabajo femenina es de 63, 4%, mientras que la masculina es 82,5%. Con respecto a los ingresos propios, el 32, 3% de las mujeres no cuenta con ellos. Sin embargo, en el caso de los hombres, se trata de un 12,5%. Además, no todos los empleos en los que participan las mujeres son formales. Actualmente, el 75,9% de las mujeres que trabajan, tienen empleos informales. En el caso de los hombres, el porcentaje desciende a 71%. El último factor es la cantidad de horas de trabajo. Separando el trabajo en doméstico y remunerado, las mujeres le dedican 39,28 y 36,27 horas a la semana, respectivamente. En el caso de los hombres, se trata de un 15,54  y 50,46 horas a la semana, respectivamente. En total, al sumar el tiempo invertido en ambos tipos de trabajo, las mujeres trabajan 9 horas y 15 minutos más que los hombres. Esto ocurre debido a la excesiva labor doméstica que las damas sienten como obligación.

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Esta imagen fue publicada por la agencia de noticias "RPP", quien publicó un artículo con los efectos en el cerebro del maltrato laboral.

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